Cada casa refleja nuestra forma de entender la vida y cuenta una historia. Las tendencias y estilos decorativos surgen como respuesta a las necesidades estéticas y funcionales de cada momento.
La forma de vivir y trabajar ha cambiado radicalmente en un corto espacio de tiempo. Las ciudades cada vez son más grandes, impersonales y “agresivas”. Somos ciudadanos del mundo y la sensación de desarraigo nos persigue. Sabemos dónde hemos nacido pero no tenemos ni idea de donde nos llevará el destino por motivos laborales o personales.
Los espacios se reducen y la necesidad de aligerar equipaje se impone. Suplimos muchas carencias comprando compulsivamente y esa necesidad de renovar continuamente nos lleva a convertir nuestra casa en una especie de armario donde cambiamos el contenido según la temporada y las tendencias vigentes. Todos sabemos que se lleva gracias a la sobre información que recibimos a través de la publicidad. Esta intoxicación informativa crea en nosotros cantidad de necesidades «innecesarias».
Me atrevería a decir que existen tantas tendencias decorativas como personas, todos somos diferentes y dejamos nuestra esencia en el espacio que ocupamos.
Dejando a un lado las grandes mansiones y los minipisos de ocupación temporal y esporádica, los tiros en cuanto a tendencias coinciden en un mismo leitmotiv, buscamos “UN HOGAR FELIZ”. Necesitamos un refugio donde descansar, disfrutar y rodearnos de cosas que nos reconfortan. Nuestra casa es como un cargador de móvil gigante, la única diferencia es que nosotros somos la batería.
Se impone claramente la eliminación de barreras y separaciones, necesitamos ampliar la sensación de espacio. La cocina se integra con el salón, el baño forma parte del dormitorio, los pasillos desaparecen, las terrazas amplían y complementan otras estancias y la zona de despacho/escritorio se acopla en algún rincón del salón o dormitorio. La finalidad de las distintas estancias cambia y se multiplica. Recibimos en la cocina, trabajamos en el salón, vemos la tele en la cama…
En un retorno al pasado, la cocina se convierte en el centro indiscutible. Hemos pasado de cocinas para trabajar a cocinas para vivir y disfrutar. Aromas y sabores despiertan la necesidad de disfrutar, charlar y compartir. De ahí la importancia de contar con espacio para almacenar, trabajar y dejar que la vida fluya en torno a una mesa o una barra.
Aparte de la influencia de la estética nórdica y oriental, surge con fuerza una vuelta a los años 50 (Mid Century). Modernismo funcional cargado de diseño, amante de la geometría. Un toque retro que recupera líneas orgánicas mediante muebles de formas redondeadas. Aparadores y sofás elevados con patas; Butacas tapizadas en colores cálidos; Recuperación de piezas que habían caído en el olvido como tocadores, escritorios o muebles bar. Muebles sobrios de madera en tonos intermedios. Toques metálicos en piezas auxiliares y pinceladas de color en complementos. Una decoración con aire retro/chic de rabiosa actualidad.
Hygge es un concepto danés que aparte de una actitud, es un escenario, una forma de vida. Su significado sería “lo acogedor”, “cosas que te hacen sentir bien”. En una decoración Hygge prioriza la comodidad, todo va enfocado a liberarnos de tensiones. La madera y los colores naturales son claros protagonistas. Buscamos aprovechar al máximo la luz natural y crear sensación de aire libre. En cuanto a detalles recurriremos a elementos que tengan una historia, que formen parte de nuestros recuerdos, libros, fotos…Supliremos la falta de una terraza o jardín con plantas naturales. El concepto Hygge valora de una manera especial el aprovechamiento del tiempo libre en actividades que nos reconforten o simplemente descansar y “no hacer nada”. Comodidad, relax y confort.
Fuera de tendencias con nombre y apellido, encontramos opciones que siguen liderando el ranking de los más deseados.
Acabados con un toque rústico-chic.
Combinación de mármol, metal y madera en muebles y complementos.
Terciopelo en cualquier color y vuelta de la pata de gallo con aires renovados.
Plantas, plantas y más plantas… ¡Viva el verde!
Toques de colores fuertes y almibarados. Turquesa y mostaza destacan especialmente.
Alfombras con un punto de locura y gamberrismo.
Lámparas/escultura majestuosas, versión renovada de las clásicas lámparas de araña.
Paredes vivas llenas de color, flores, dibujos geométricos…
Pinceladas barrocas con mesura.
La cocina está en auge y nos hace recuperar el cuidado de todos los detalles tanto en la cocina como en la mesa.
La decoración de tu casa depende exclusivamente de tu gusto, tus necesidades y tu presupuesto. Intenta disfrutar con cada detalle y procura que el resultado cumpla con tus expectativas. Si tienes dudas no tengas prisa, completa el escenario paso a paso. Cada hueco te pedirá lo que necesita.