Me encanta cuando alguien define su empresa como “una empresa familiar”, instintivamente pienso en compromiso, fuerza e ilusión. Supongo que el valor que otorgo a mi familia me lleva a esta asociación de ideas y principios.
Con STUA no tengo ninguna duda, escuchar a Jon Gasca hablar de su padre Jesús refleja el cariño y la complicidad que les une. Colaboran en nuevos proyectos y resulta difícil determinar quién es el creador de cada diseño, los dos aportan ideas y soluciones, ponen su granito de arena para conseguir un resultado perfecto. Un relevo gradual sin rupturas, sin rivalidad, con un sinfín de caminos de ida y vuelta.
Jesús Gasca se embarcó en este proyecto en 1.983, con el fin de crear muebles con un denominador común “equilibrio”. Desde mi punto de vista es la palabra que mejor define cada diseño STUA. Mesura, armonía y equilibrio en el más amplio sentido de la palabra.
Detrás de tanta simplicidad existe un trabajo técnico e imaginativo increíble, la improvisación no tiene hueco en esta firma.
Jon Gasca toma el testigo para continuar en la misma línea, sin estridencias ni elementos superficiales innecesarios. Viendo sus creaciones, queda claro el espíritu de continuidad. Me atrevo a afirmar que aparte de un estilo podemos hablar de una filosofía de trabajo cuya meta es la perfección.
Reconozco que STUA me enamoró desde el primer momento y lo comparo con ese “fondo de armario” imprescindible que siempre nos salva de cualquier imprevisto. Sus diseños son comparables a una maravillosa camisa blanca, pegan con todo, encajan perfectamente en cualquier espacio, nunca desentonan. Nacen con vocación de convertirse en piezas clásicas de referencia desde el minuto uno.
Siempre he pensado que existen dos tipos de diseñadores, los “divinos”, que persiguen el lucimiento personal, independientemente de la calidad técnica y estética y los diseñadores “generosos” que trabajan pensando en el destino de sus creaciones y aspiran a crear piezas bellas y funcionales. Prefieren satisfacer a deslumbrar. Queda claro que en STUA prima la seriedad y el buen hacer.
Los muebles de STUA se adaptan con naturalidad a cualquier entorno, no requieren grandes dosis de imaginación para visualizar el resultado. Una vez colocados tengo la sensación de que fueron creados para ese espacio concreto.
La simbiosis tradición y modernidad es perfecta, líneas que nos recuerdan épocas pasadas, clásicos reinventados con mimo y respeto.
El sofá Costura rinde homenaje a la sastrería tradicional a medida, fuente de inspiración en su proceso de diseño. Recupera la tradición de grandes modistos colaborando con expertos artesanos, para elaborar su tapicería, un auténtico traje a medida que cubre su innovadora estructura interior. Mi abuelo era sastre, con lo cual sobran las palabras…¡Me encanta!
Las formas y colores de STUA se inspiran en elementos naturales…no creo que exista un modelo más perfecto que la naturaleza.
STUA cuenta con todos los ingredientes necesarios para triunfar, coherencia, sensibilidad, buen gusto, calidad, innovación, seriedad, perfección técnica, en definitiva “equilibrio”.