A veces el desconocimiento de la materia lleva a pensar al público en general que un proyecto de decoración consiste en realizar un par de bocetos, aportar alguna idea de color y combinar materiales con un poco de estilo. Jugar con cuatro conceptos estéticos y poco más.
Un proyecto de decoración es comparable a la confección de un “traje a medida”, hablamos de un trabajo complejo y minucioso. Asesorar a cada cliente y conseguir la mejor solución técnica y estética es una tarea complicada.
Podemos establecer varias fases previas para definir un proyecto integral.
En primer lugar es conveniente recabar información acerca de los profesionales de la zona. No podemos poner nuestro proyecto en manos inexpertas carentes de rigor y profesionalidad. En este sector existe mucho intrusismo y mucho aficionado. La experiencia es un grado y contar con una empresa capaz de controlar todos los aspectos técnicos, es fundamental. Alguien que responda ante posibles imprevistos y garantice el servicio pos-venta en caso de materializar el proyecto.
En una primera toma de contacto el intercambio de preguntas marcará el comienzo del proceso. Debe quedar muy claro que queremos conseguir y como queremos hacerlo. Exponer claramente objetivos, preferencias, inclinaciones, limitaciones, necesidades, etc, nos ayudará a centrar ideas y evitar malas interpretaciones. Un poco de psicología siempre ayuda, a veces hablar de cosas aparentemente banales o ajenas al tema nos permite conocer la forma de vida de cada cliente, sus actividades, aficiones, su trabajo, tipo de familia…cualquier dato importa a la hora de proponer soluciones. Generar confianza facilita la tarea y nos vuelve más receptivos a nuevas propuestas. Con frecuencia el cliente llega con una idea preconcebida y a medida que le ofreces nuevas soluciones, cambia por completo su planteamiento inicial, se relaja y se deja asesorar.
El paso siguiente consiste visitar el espacio objeto del proyecto y recabar toda la información necesaria. Dimensiones, ubicación, estado de las instalaciones, accesos, elementos estructurales, limitaciones legales, etc. Dicha información se materializa en fotografías de detalle, planos y memoria de situación inicial.
Con toda la información obtenida comienza un estudio exhaustivo de las posibilidades del espacio. Se realizan bocetos y planos modificados donde reflejamos nuestras propuestas. A partir de aquí presentamos varias opciones y siguiendo las inclinaciones del cliente llegamos a una conclusión final. Confeccionamos planos definitivos de todas las instalaciones incluyendo detalles constructivos.
En este punto comienza la toma de decisiones, distribución, selección de materiales, tiempo de ejecución, etc. toca confeccionar un presupuesto detallado con todos los trabajos, plazos y materiales incluidos en el proyecto.
Nuestra obligación es mostrar todas las opciones posibles, el cliente tiene la decisión final en función de sus gustos y presupuesto. Confirmado el Ok, la maquinaria se pone en marcha.
En la perfecta coordinación de todos los elementos y trabajos programados radica el éxito de un proyecto.
A menudo no se valora el trabajo y tiempo que conlleva realizar un proyecto serio y completo de decoración.