Las grandes creaciones suelen ser fruto de una copia. Tal vez esta afirmación resulte excesiva sin una explicación y fuera de contexto. La naturaleza es una fuente de inspiración inagotable para artistas, diseñadores, científicos…
Tomar la naturaleza y el mundo que nos rodea como modelo a seguir es una forma perfecta de iniciar un proceso creativo.
Sin duda la naturaleza nos lleva ventaja, son muchos siglos de evolución y adaptación a continuos cambios y cataclismos.
El hombre tiene que experimentar y aprender para adaptarse a cualquier variación que se produce en su entorno, sin embargo en la naturaleza este proceso se realiza de forma espontánea.
Debemos volver la mirada al mundo que nos rodea, aprender a observar, en definitiva, “APRENDER A MIRAR, APRENDER A VER”. El abanico de opciones es infinito en cuanto a colores, texturas, soluciones, formas, estructuras, mecanismos, materiales…
A veces el mejor camino es imitar y reproducir los modelos y estructuras que el universo nos ofrece, ejemplos técnica y estéticamente perfectos.
Observando una insignificante planta nos damos cuenta de su complejidad. Una obra perfecta de ingeniería formada por un conjunto de mecanismos y estructuras difíciles de repetir.
Materiales sutiles y resistentes capaces de soportar el más duro temporal, los cambios de temperatura más extremos, la fuera del sol, el empuje del viento… Un diseño y una gama de colores difíciles de igualar.
«Creaciones perfectas».
La naturaleza presenta un patrón universal que nos ofrece infinitas aplicaciones y soluciones a nuestras necesidades.