Todo en la vida es cíclico y responde a patrones que se repiten.
Naturaleza, economía, corrientes filosóficas, política, cultura, moda, diseño…nada se libra de esta periodicidad y existe un claro paralelismo entre todos los elementos.
Estamos llegando al fin de una larga travesía del desierto, una etapa de inestabilidad, política, económica y filosófica que se refleja en nuestro entorno y condiciona la estética de los elementos cotidianos.
Tras años de minimalismo y austeridad se atisban ciertos guiños a un look más barroco.
El color, la riqueza de materiales, las curvas y la fantasía piden paso y reclaman su espacio.
La dictadura de las líneas rectas, acabados naturales, colores neutros y tendencias claramente nórdicas deja espacio a una estética voluptuosa y excesiva, rica en matices.
Demos la bienvenida al terciopelo, a las flores, al brillo, a las curvas, al vidrio, a la porcelana, a los tonos cobre, a las paredes llenas de color…
En la variedad está el gusto y todas las tendencias tienen hueco y pueden compartir espacio.
La diversidad y el contraste siempre resulta enriquecedor.
Tu pones el límite y decides en que entorno quieres moverte, minimalista, barroco, natural, étnico, industrial, vintage…
Deja tu sello y pasa de uniformidades, la oferta es ilimitada.