Gaggenau es un pequeño pueblo de Murgtal, al pie de la Selva Negra. En 1683, el marqués Ludwig Wilhelm Von Baden (1655-1707) fundó la empresa Gaggenau como forja de clavos y martillos. Aprovechó la existencia de yacimientos de hierro en Murgtal para explorar nuevas oportunidades de negocio para los campesinos empobrecidos de la región. Así inició su andadura una marca con una historia llena de éxitos.
No fue hasta la época de la revolución industrial cuando la firma adquirió más relevancia. Aprovechando la progresiva industrialización de la vida diaria, “Eisenwerke Gaggenau AG” comenzó a fabricar maquinaria agrícola, piezas de metal y herramientas de labranza para los campesinos de la zona. A pesar del éxito de la empresa, todavía eran un número reducido de trabajadores.
Hasta bien entrado el siglo XX, Gaggenau se especializó en esmaltes, creando vallas publicitarias para Odol, Maggi y Stollwerck, algunas de las marcas más conocidas del país. Gracias a su receta del sólido esmalte con el que se fabricaban los hornos, Gaggenau se colocó a la vanguardia de las fábricas de cocinas de carbón y de gas. En el siglo XX, la firma adaptó su gama de productos a la nueva era creando una innovadora línea de productos que incluían las ya mencionadas cocinas de carbón y gas, además de un producto que poco tenía que ver con ellas: las bicicletas. Concretamente, hasta 1908 se vendieron más de 250.000 bicicletas del modelo “Badenia”. Tras esta etapa de reinvención, el nuevo director Otto von Blanquet volvió a los orígenes y Gaggenau se especializó en cocinas de carbón y gas, además de comenzar a producir las nuevas cocinas eléctricas.
Tras la II Guerra Mundial, casi todas las instalaciones de la firma fueron destruidas por los bombardeos de los Aliados. Pero Gaggenau resurgió de sus cenizas y volvió a ponerse a la cabeza de las fábricas de cocinas y hornos. En esta época, la empresa producía los conocidos modelos “Favorit” y “Futura”. George von Blanquet siguió innovando en la línea marcada por su predecesor, ya que fue el creador de la cocina integrable hecha a medida con aparatos de sofisticada tecnología, un horno integrado a la altura de los ojos, una placa de cocción separada del horno y el primer aparato de ventilación.
Gaggenau desde que comenzó con la creación de esmaltes, se situó a la cabeza como líder indiscutible en la producción de hornos esmaltados. Hoy en día, el característico esmalte azul de Gaggenau es su distintivo de calidad, el secreto mejor guardado de la marca.
Cuestionar y romper con lo existente si ello permite allanar el camino a nuevas e innovadoras ideas es el concepto de vanguardia que queda patente en todos sus aparatos y subyace en los cuatro principios formales más importantes aplicables a todos ellos: son auténticos, esculturales, actuales y generosos.