Con el fin de las vacaciones recuperamos el pulso habitual de nuestro día a día. Tras un periodo de cierta euforia y anarquía necesitamos disciplina, orden y un poco de rutina para equilibrarnos. El hombre es un animal de costumbres, seguir unas pautas de conducta establecidas y adquiridas con el tiempo facilita la realización de sus tareas, no tiene que pensar a cada momento “que hacer”.